Por Vanesa Armesto*
El 2021 estuvo marcado por dos situaciones opuestas, sobre stock de inmuebles a la venta y faltante de unidades en el ámbito de los alquileres.
El sector inmobiliario debe ser de los rubros que más desean que finalice el año. Podríamos graficarlo como que estamos tachando los días que faltan para que termine el 2021, y dejarlo definitivamente atrás.
Un 2021 que nos mostró un mismo mercado con dos distorsiones bien opuestas.
En el campo de las ventas, sobre stock de inmuebles, y valores que bajaron en algunos casos hasta un 20% y 25%. Como contrapartida, el sector de alquileres con una disminución de la oferta que ronda el 20% y un aumento de precios por encima de la inflación.
Los continuos saltos del dólar y la inflación acelerada alejaron todo incentivo para invertir, haciendo que sea otro año más con un número mínimo de operaciones de compraventa.
El desafío del próximo año será capitalizar esta herencia. Como ya sabemos, después de una gran crisis se avecinan tiempos de cambios y de crecimiento.
El 2022 se puede comenzar con una paulatina recuperación, aprovechando la amplia variedad que ofrece el mercado actual y los precios que se están manejando, y claro también con la ayuda de una herramienta fundamental, los créditos.
La mayoría considera que los valores de las propiedades aún son altos. Pero la dinámica de la idiosincrasia de nuestro país nos lleva a analizar que son los valores que maneja nuestro mercado, un mercado dolarizado. Y que siempre, después de haber bajado, suelen volver a recuperarse.
Contrariamente a lo que muchas veces escuchamos, no son los precios los que frenan el mercado y no generan operaciones. El factor fundamental es la inestabilidad económica de la mano de la inflación, y nuevamente, de los vaivenes del dólar. Es decir, la falta de certeza.
Continuando con el tema de los valores, en su mayoría, dentro del rango de los usados, llegaron a su piso.
La prueba más contundente de esto es que luego de 11 trimestres consecutivos de valores en baja, los precios de publicación en general no sufrieron modificaciones. Otro dato a tener en cuenta, que reafirma lo anterior, es que en el último bimestre, además, se achicó el porcentaje de las contraofertas, como prueba de que los propietarios decidieron poner un freno a esta baja.
De esto se desprende que al mismo tiempo que los precios dejaron de fluctuar, comenzó un tímido movimiento en las consultas y se incrementó la demanda o resurgió el interés en la compra. Sobre todo en aquellos inmuebles que cuentan con patio terraza, balcón y preferentemente sean PH, algo que impulsó la pandemia y parece marcar tendencia.
La explicación es muy simple: en todo mercado, en toda crisis, hay una gran cuota de especulación, y aquellos que necesitan o tenían intención de invertir, observando el comportamiento de precios y viendo que en los últimos meses se frenó la baja, retoman su búsqueda. La famosa ley de oferta y demanda.
En cuanto a los alquileres, el tema ya está en tratativas, y hay que darle una solución. En cuanto esta parte se destrabe, va a comenzar a funcionar nuevamente como lo hacía hasta momentos anteriores a esta Ley.
Ese va ser otro puntapié que no solo va a reactivar la parte de los alquileres, sino que le va a dar dinamismo al mercado en general.
Por un lado, le va a brindar nuevamente confianza a aquellos propietarios que retiraron sus inmuebles del alquiler, y además va a captar a los inversores, los ahorristas, que esta ley había alejado.
Los inmobiliarios, los constructores, desarrolladores, somos experimentados conocedores de crisis, basta recordar el nefasto 2001. Logramos recuperarnos, y a esta nueva crisis que nos tocó transitar ahora, que se extendió bastante más de lo que todos hubiésemos pensado, pronto la recordaremos como una más que logramos superar.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar