La situación actual hace repensar el funcionamiento del sector inmobiliario. Dentro de este panorama, que se presenta amplio y marcado por la incertidumbre, los espacios de oficinas probablemente sufrirán modificaciones.
Según Juan Manuel Farola, director de oficinas de Colliers Argentina, afirma que una de las herramientas que puede llegar a utilizarse es la flexibilidad entre “propietario-usuario”.
En este contexto es conveniente en examinar las prácticas y principales cambios producidos durante el último tiempo, en especial las implicancias previas y posteriores al surgimiento del coworking.
Antes de la pandemia, el coworking era la tendencia dentro del mercado del real estate. Hoy en día, muchos se preguntan qué va a ocurrir con esa modalidad debido al distanciamiento social.
Bajo esta consigna, surge el modelo de WeWork, que vino a completar ese “vacío” en la tradicional conversación “Locador-Locatario”, intentando capturar una demanda insatisfecha y creciente en pos de un esquema más “flex”. Dos aspectos que se destacan en esta irrupción son un fuerte posicionamiento en marketing y una imagen cercana a la generación de Milennials.
A principios de 2020 la industria del coworking continuó su vertiginoso ritmo de crecimiento. “En resumen, ya estaba claro que el coworking no era una inserción repentina de corta vida y que se constituiría como una alternativa dentro del menú de espacios corporativos”, afirmó Farola.
Por su parte, Damián Tabakman, presidente de la Camara de Desarrolladores Urbanos (CEDU), con respecto a la modalidad de coworking, afirmó: “El distanciamiento social en los espacios de trabajo vino para quedarse”.
La incertidumbre post pandemia probablemente conlleve a que las empresas reevalúen sus procesos de toma de decisión, incluyendo desde cómo planificar y gestionar los espacios de trabajo hasta el sentido final que atribuirán a sus oficinas. Mayor control sobre gastos, planes de negocio más conservadores y mejor administración financiera seguramente propicien una mayor estabilidad.
En este sentido, aquellas organizaciones “flexibles” serán más efectivas al sincronizar cambios de fase, conforme lo dicte su planificación, desarrollo del negocio o paradigmas del sector o industria.