Por Salma Montanari*
¿Cómo se piensan los espacios de trabajo del futuro? Te presento las premisas de las nuevas tendencias que se avizoran.
El origen de la neuroarquitectura se remonta a fines del siglo pasado, cuando los neurocientíficos Fred H. Gage y Peter Eriksson descubrieron que el cerebro humano era capaz de producir nuevas neuronas en la adultez con un entorno que los estimulara.
Por eso, esta rama tiene como objetivo crear espacios que favorezcan la memoria, la mejora de las habilidades cognitivas y la estimulación, ya que el ambiente puede afectar directamente la cognición y puede ayudar a levantar el estado de ánimo y disminuir el estrés.
A la hora de diseñar los espacios, hay que tener en cuenta ciertos aspectos para lograr el objetivo, como la iluminación, los espacios verdes, los techos y los colores.
La sensación de estar encerrados disminuye la productividad de las personas, sin embargo, la luz natural es un antidepresivo natural y contribuye a la concentración. Mientras que los espacios verdes ayudan a abrir la mente y favorecer la calma.
Los techos también forman parte de la arquitectura de los espacios y repercuten en las personas. Por ejemplo, los altos son ideales para las tareas creativas, mientras que los techos bajos favorecen un trabajo más rutinario.
Por último, los colores condicionan el estado de ánimo de las personas, ya que los tonos cercanos a la naturaleza como verdes, azules y amarillos, aumentan la sensación de confort e inciden sobre la percepción del espacio como un edificio saludable. Por otro lado, los tonos cálidos como el rojo captan la atención del receptor, por lo que se recomiendan en tareas que requieren de mayor concentración.
En este sentido, también surge la palabra Biofilia, que viene de “bio”, que significa vida u organismo vivo y respeto al medio ambiente, y “filia”, que significa afición o amor a algo. Por ende, el concepto de la palabra es amor o afición por el medio ambiente.
Una opción para integrar espacios verdes en un ambiente interior es una pared de musgo vivo porque crea un ambiente cómodo, acogedor y brinda un aroma agradable. Sin dejar de lado que es una variable económica y de escaso mantenimiento.
El musgo proporciona un sistema adicional de filtración del aire, que absorbe los contaminantes mientras produce oxígeno. Algunas investigaciones realizadas en 2018 mostraron que tres días después de su instalación, el nivel de dióxido de carbono disminuye en un 225%.
Además, hay estudios del World Green Building Council que demuestran que, espacios diseñados de esta manera, reportan estadías más cortas de pacientes hospitalizados, recuperación más rápida, con el simple hecho de tener vistas al exterior. Sin dejar de lado que los primeros hospitales estaban conectados con un jardín como elemento de recuperación.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, las zonas urbanas son responsables del 70% del consumo global de energía y del mismo porcentaje de las emisiones globales de CO2, producidas principalmente por edificios climáticamente ineficientes. A esto hay que añadir el crecimiento imparable de las urbes, y es que de todas las actividades de construcción que se prevén para las próximas dos décadas, el 60% tendrá lugar en ciudades.
“Algunos países han experimentado un aumento del 40% en el número de individuos de la población que residen en áreas urbanas desde 1950. A nivel mundial, está claro que las personas se están alejando de las áreas rurales hacia las ciudades. De hecho, las Naciones Unidas pronostican que para el 2030, el 60% de la población mundial vivirá en ambientes urbanos. Por lo tanto, es imprescindible que veamos cómo les brindaremos la conexión humano-naturaleza a aquellos que viven en las ciudades”, destaca el estudio de Human Spaces sobre el Impacto Mundial del Diseño Biofílico en el Lugar de Trabajo.
Con el mero hecho de introducir elementos de la naturaleza como plantas, vistas a espacios verdes y tener en cuenta los pequeños rincones de luz del ambiente, basta para fomentar un lugar más saludable y ameno.
*Salma Montanari, periodista, redactora, auxiliar de prensa en Empatía Comunidad.