Por Vanesa Armesto*
El éxodo de empresas extranjeras es el principal síntoma de la crisis económica profundizada por la llegada del COVID.
Las consecuencias económicas que generó la llegada del COVID-19 se sintieron en todo el mundo; aquellos países con mayor solidez lograron recuperarse prontamente o al menos su impacto no fue tan devastador como en la región de Latinoamérica, y puntualmente Argentina es el más perjudicado.
Esto quedó expuesto en el informe elaborado por Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), principal órgano de la Asamblea General de la ONU para maximizar las oportunidades comerciales y de inversión de los países en vías de desarrollo, así como la asistencia en sus esfuerzos para integrarse en la economía mundial.
De acuerdo con este estudio, la economía de Argentina muestra ciertas alarmas que llevan a ubicarla como el país que más profundizó su crisis económica, y que aún no encuentra salida a esta situación. La cantidad de locales comerciales que debieron cerrar en forma definitiva, empresas que ingresan en convocatoria de acreedores, y el crecimiento de la tasa de desempleo, son algunos de los síntomas que presenta esta caída económica.
Pero el principal factor para determinar el grado de crisis de nuestra tierra está dado en el alto número de partida de empresas extranjeras del país, el cierre de las operaciones de compañías en nuestro territorio de los que hay una gran cantidad de ejemplos como Falabella, Latam, Walmart, Diners, Norwegian, Nike, Eli Lilly, Air New Zeland, etc. y hasta el cierre de una embajada como la de Dinamarca.
Este éxodo productivo deja al descubierto la crisis existente en el rubro inversión extranjera directa (IED) por la cual se toma en cuenta a los capitales que llegan del exterior al país, de empresas que están consolidadas en la Argentina o de nuevas compañías.
El reporte de la UNCTAD explica que “el COVID-19 golpea la inversión extranjera en economías en transición con más fuerza que otras regiones del planeta y a pesar de los esfuerzos de recuperación, es poco probable que en los próximos años se vuelva a los niveles anteriores a la pandemia de ingresos de inversión del exterior”.
Analizando país por país es que se demostró que Argentina se lleva la peor parte del informe junto a Venezuela, “…las entradas de IED de Argentina, que ya estaban en una trayectoria descendente desde 2018, se desplomaron un 38 % a $ 4,1 mil millones en el año 2020. El país experimentó un cierre prolongado del sector industrial, lo que provocó una caída en la formación de capital fijo y una disminución en la economía. Estas contracciones complicaron aún más las condiciones de financiamiento para el país, que se halla en recesión desde el año 2018 y que derivó, finalmente, en el incumplimiento de su deuda externa”.
La expectativa de una recuperación de la actividad económica durante la “nueva normalidad” es la apuesta de todos los gobiernos, sin embargo la región latinoamericana crecería por debajo de lo que se aguarda para las economías en desarrollo.
Mientras que para las economías emergentes de Europa oriental o de Asia la recuperación del Producto Bruto Interno (PBI) será para el 2021 del orden del 6,7%, en Latinoamérica el desenvolvimiento de las fuerzas productivas será más lento: un 4,4% en América del Sur; 5,6% en América Central y 3,7% en los estados del Caribe.
Finalmente, el informe también incluye una mirada política electoral, “el ingreso de inversión extranjera depende de variables que los analistas siguen a diario como la recuperación de la formación de capital fijo, tanto privada como pública, pero también dependerá de factores políticos como elecciones generales en Perú, Chile, Honduras y Nicaragua, y elecciones intermedias previstas en México y Argentina”.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar