Por Vanesa Armesto*
Tras años de crisis, la apuesta del sector está en la recuperación de la actividad para el 2023. Una gran necesidad de cambio de ciclo invade el mercado inmobiliario, y hacia ahí se encamina.
Estamos por comenzar el último trimestre del año, con un mundial en su cierre que acorta el final del 2022. Otro año complicado para el mercado, que no logró recuperarse de la profunda crisis que atraviesa.
Desconcierto y frustración fueron los sentimientos más predominantes a lo largo de este tiempo, pero sin perder la fuerza para aferrarnos a la mínima posibilidad de generar actividad.
Desde el sector, peleamos cada una de las medidas que podrían impulsar movimiento en el mercado, logrando algunas de ellas. Y esperando otras que recuperen a los inversores, que son los actores ausentes del mercado actual.
La inestabilidad económica junto con la continua disputa política, fueron y son los principales obstáculos a sortear, y principales causantes de la baja cantidad de operaciones de compraventa, y el malestar generalizado que influye indefectiblemente en las decisiones de inversión.
Pese a este difícil contexto, empezamos a proyectar el 2023 con buenas expectativas.
¿Cuáles son las bases que pueden sustentar una recuperación?
La cantidad de operaciones mensuales se fueron recuperando en los últimos meses. Pero aún se encuentran en los mínimos, y carecen de valor cuando analizamos que estos porcentajes los comparamos con él año anterior, en donde todavía vivíamos bajo algunas restricciones que limitaban la actividad.
Lo cual no representa un signo de recuperación, pero hay indicadores que proyectan que estas cifras efectivamente se eleven durante el 2023, si muestran una mayor actividad.
Dentro de las unidades a la venta el nicho de los usados es el más afectado dentro de la crisis del mercado. A su vez, no hay que desconocer que la venta de los inmuebles usados es normalmente la que genera un mayor porcentaje de operaciones, y le otorga dinamismo al mercado.
Estas unidades que, actualmente, en CABA, superan las 165.000 ofrecidas para la venta -cifra muy superior a las aproximadamente 90.000 a la que estábamos acostumbrados-, sufrieron una baja de precio en el orden del 30/35% respecto de la época previa a la pandemia.
Tanto la cantidad de stock, como la baja de precios, en los últimos meses, se fueron desacelerando, lo que puede suponer que ya alcanzaron su techo y su piso respectivamente.
Esto, junto con una cotización del dólar que se mantiene estable, son factores importantes que pueden impulsar la intención de compra de quien tiene ahorros, engrosando el número de operaciones futuras. Ya se percibe un mayor interés, que se refleja en el aumento de consultas diarias.
Junto con estos puntos, la expectativa mayor se posa en la incorporación, dentro del presupuesto 2023, de la posibilidad de volcar los dólares no declarados a la compra de los usados a través de la Ley de Blanqueo.
Esta medida se da en el mejor contexto para quien tiene dólares no declarados: la posibilidad de elegir entre una cantidad récord de inmuebles y a precios históricamente bajos.
El blanqueo, tanto para la parte de la construcción, como ahora con la incorporación del usado, es el empujón que necesita el mercado para mover stock, aumentar la demanda y comenzar el camino de la recuperación del sector en todos sus rubros.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar