Por Vanesa Armesto*
Como si faltaran ingredientes en la crisis actual que vive el sector de los alquileres, el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, insinuó la posible creación de un impuesto a la vivienda “ociosa”.
Semana tras semana, el mercado viene recibiendo un nuevo golpe, y en este sentido, la crisis de los alquileres parece no tener tregua. Lejos de intentar calmar las aguas, y tomarse el tiempo de reflexionar sobre un tema tan importante en nuestro país, como es la cantidad de habitantes que necesitan alquilar una vivienda, la solución ofrecida sólo viene de la mano de una posible medida, que es tomada, por los propietarios, como un modo de ataque, y que profundiza la difícil situación que atraviesan los inquilinos principalmente.
El ministro Ferraresi declaró: “una de las maneras de regular el valor del alquiler es que las jurisdicciones generen un impuesto alto para quien tiene una vivienda ociosa”. Es decir: ¿la solución que encuentran a la crisis que provocó una Ley que es de poca aplicación en la inestable economía de nuestro país, luego un DNU y sus extensiones, donde no se diferenciaba entre los distintos tipos de inquilinos y propietarios, es aplicar una multa a quien deje un inmueble vacío?
Esta medida es casi tan poco aplicable como la nueva Ley de Alquileres. Podríamos ponerlas ambas en el mismo nivel, ya que es bastante difícil demostrar que un inmueble no se está usando al menos unos días al mes; a modo de ejemplo: un lugar laboral por un familiar haciendo reparaciones. Y podría enumerar muchas más; al margen de esto, no ayuda en nada. Solo provoca más enojo entre los propietarios, entre aquellos que apuestan a la compra de inmuebles como inversión, alejándolos de esta intención y perjudicando justamente al sector de la construcción, que es quien puede generar que la economía se reactive.
Son muchas las partes que dependen del mercado de los alquileres, desarrolladores, constructores, que realizan una obra con numerosas unidades, a la espera de inversores, que hoy ante las medidas que se vienen estableciendo, sumado a la baja rentabilidad, posiblemente decidan mínimamente esperar, antes de invertir.
Las últimas mediciones muestran que se necesitan en promedio 35 años de alquileres para cubrir la inversión inicial; ciertamente estos números no son seductores para un inversor. Si seguimos agregando situaciones adversas, provocamos una fractura en los cimientos del mercado.
Y la realidad es que, si ese inversor no compra los departamentos, la construcción se frena, se frenan puestos de trabajo, industrias, y lo más importante los millones de inquilinos que no pueden acceder a la casa propia por la falta de créditos no tienen la posibilidad de encontrar una vivienda.
Esto es una ecuación básica dentro del mercado, y si falla una se desmorona todo. En este momento esta relación pende de un hilo, está al límite y no resiste un solo revés más; se necesitan soluciones, no medidas que supongan ataque, que coarten libertades, y que pretenden regular algo que no debería hacerse de este modo.
No es el momento adecuado para generar más “grieta”, hoy tenemos un mercado de alquileres en donde la oferta de inmuebles bajó un 40%, y en donde los valores se incrementaron entre abril 2020 y abril de este año un 70%, datos tomados del último informe de la plataforma zonaprop.
Seguramente esta y todas las medidas están pensadas en mejorar una situación, pero basta con observar lo que ocurrió con los alquileres desde la vigencia de la nueva Ley para entender que no fue así, solo alejó a propietarios, inversores, alzo los valores, y dejó con pocas posibilidades al sector considerado como el más vulnerable, los inquilinos.
Insisto en que se debería analizar bien la situación, y no apresurarse a tomar decisiones que pueden agudizar la crisis, entender que algo así causaría más daño, y un daño en el que todos somos perjudicados. Quizá sea un buen momento para finalmente evaluar medidas que permitan que más personas puedan acceder a una vivienda digna, generando posibilidades para todos en donde el mercado sea el ganador, en donde sus principales protagonistas, desarrolladores, constructores, inversores e inquilinos, puedan moverse libremente y sigan apostando para que el mercado inmobiliario recupere un ritmo constante.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar