Por Vanesa Armesto*
El primer mes del año llegó con un índice de actualización para los contratos vigentes que ronda el 53%, y un mercado que sigue disminuyendo la oferta de unidades ofrecidas.
El cambio de año nos suele situar en un momento de replanteos y de intentar dejar atrás todo aquello que fue negativo para nuestras vidas, trabajos, profesiones.
En ese sentido, el sector inmobiliario espera con ansias la modificación de la ley de alquileres que tantos inconvenientes ocasionó en la actividad.
Con la extrema exposición que tuvo este tema, sobre todo en el último bimestre del 2021, más precisamente en la previa de las elecciones legislativas, se abrió la esperanza de que antes de fin de año se tendrían novedades.
Se esperaba la modificación o derogación de la Ley. Se necesita algo que traiga alivio, tanto a propietarios como a inquilinos, y que a su vez recupere una parte fundamental del mercado inmobiliario.
Lamentablemente, la respuesta a este conflicto aún no llegó. El tratamiento de esta medida, en principio, se pospuso para el mes de marzo.
El punto más delicado de esta cuestión es que la extrema repercusión y lamentablemente el mal uso que se hizo de este tema tan sensible, que lo puso en la agenda de todos los candidatos, hace que este tiempo de espera traiga mayor incertidumbre. Situación que es sumamente desfavorable para las condiciones actuales.
Hoy tenemos un mercado con más bajas en la cantidad de unidades ofrecidas en alquiler, una mayor cantidad de contratos informales, exponiendo al inquilino a una situación de mayor vulnerabilidad, y por otro lado, nuevas subas en los valores.
El pronóstico para este tiempo es muy inestable. Es un momento de extrema incertidumbre, a la espera de ver qué se resuelve. Situación que, hasta el momento, profundizó la crisis locativa.
A esto se suma que los ajustes que debe soportar el inquilino para enero ya alcanzan el 53%. La inflación lleva a que el nivel adquisitivo cada vez sea menor y, como consecuencia, es mayor el porcentaje de los ingresos que se destinan para el pago del alquiler, llevando a muchos inquilinos a tomar la decisión de rescindir los contratos por no poder afrontar esos valores.
Paralelamente, esa incertidumbre genera una disminución en la oferta, que se encuentra en los niveles más bajos. Esto va de la mano con mayores aumentos para aquellos que deben iniciar un nuevo contrato.
El primer trimestre del año ya nos anticipa tiempos difíciles en este sentido, con amenazas dando vueltas como la suba del dólar blue, la inflación y la tercera ola que llegó con un aumento de casos que provocó nuevos récords. En este contexto, se torna inevitable recordar los momentos vividos en 2020 y 2021, en donde nuestra deteriorada economía tocó fondo.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar