Por Vanesa Armesto*
El tema de los alquileres volvió a instalarse en boca de todos. Casi en forma unánime, pareciera alzarse la voz para lograr un cambio de Ley. Pero, quedarnos en la mitad, podría generar mayor incertidumbre.
Luego de las elecciones legislativas, quedamos todos a la espera del tratamiento de la Ley de Alquileres.
Cuando ya comenzábamos a sentir que este cambio no iba a ser posible para el 2021, casi llegando a la recta final, el oficialismo y la oposición parecen coincidir en el fracaso que es esta Ley que se puso en vigencia en medio de la pandemia.
Un contexto inapropiado para una mala Ley. Al margen de que casi unánimemente se coincida en los efectos negativos de esta medida, la solución está bastante dividida. Están quienes opinan que definitivamente debe derogarse, mientras otros tantos creen que sólo alcanza con realizar algunos cambios, al menos a los puntos más controvertidos.
En los últimos días se generó un nuevo episodio de esta historia que ya lleva un año y cinco meses, comenzó a circular una posibilidad de suspensión por un plazo de 180 días. Esto implicaría quedarse a mitad de camino, y sería una salida rápida momentánea, bastante alejada de una solución real.
Esta situación, como era de prever, ya impactó en el mercado: contratos por firmar, reservas que se realizaron en estos días, quedaron en un stand-by. Nuevamente la incertidumbre lo invadió todo, y trajo también, desde ya, un porcentaje de especulación. Dos factores que juegan en contra de un mercado que pretende ser activo.
La aplicación de esta suspensión supondría un nuevo conflicto para este rubro. Otro golpe en lugar de una solución, que generaría un vacío legal del cual se pueden desprender numerosas posibilidades.
La certeza y tranquilidad cada vez se alejan más. Son muchos los interrogantes que ya están en la mente de propietarios e inquilinos y, por qué no decirlo, también de nosotros como intermediarios.
Qué aconsejar por estos días, qué sucederá en estas semanas e incluso meses, qué pasará luego con estos contratos que se firmaron en este tiempo “muerto”.
Las experiencias ante situaciones que debieron reglamentarse, y se hicieron posteriormente a la puesta en vigencia de una medida, no nos traen buenos recuerdos. Este podría ser un nuevo error, y posiblemente sea más costoso de lo que podemos imaginarnos. Podría generar una disminución de oferta aún mayor a la que tenemos actualmente, y como contrapartida mayores aumentos de valores, ante el desconocimiento de lo que luego se resuelva.
La cronología de los hechos que se fueron sucediendo a lo largo de este camino recorrido por la ley nos muestran que tomar medidas sin analizar correctamente ni evaluar las posibles consecuencias, podrían llevarnos a un nuevo fracaso.
Lo más acertado sería la suspensión de la Ley en forma definitiva; ya quedó demostrado que no sirve y que no puede funcionar en nuestro país. Que se tome el tiempo de formar una verdadera mesa de discusión sobre el tema, en donde estén representados todos los actores y que en forma conjunta elaboren una Ley que pueda ser aplicada.
Un plazo de 3 años de vigencia es el tiempo normal en gran parte del mundo, pero lamentablemente en nuestro contexto económico resulta muy difícil de pensar.
Una actualización anual deja en desventaja a los propietarios, y el índice de actualización actual, basado en inflación y salarios, perjudica a los inquilinos.
Nuestro país actualmente tiene casi un 20% de hogares alquilados, y en promedio los inquilinos necesitan un 35% de sus ingresos para hacer frente al pago del alquiler mensual. Según datos de Reporte Inmobiliario, en comparación interanual con 2009, noviembre muestra el mayor aumento de los últimos 12 años. Un claro ejemplo de que esta Ley debe cambiarse; pasan los meses y nada mejora, cada vez menos oferta y precios más altos.
En la instancia en que se encuentra nuestro mercado, lo efectivo es derogar esta ley, mientras tanto volver a lo anterior, y tomarse estos 180 días de los que tanto se habla para elaborar una Ley que se adapte a las necesidades de nuestra población. De lo contrario, de continuar en esta línea, el mercado locativo se va terminar destruyendo, exponiendo con más fuerza la problemática habitacional de nuestro país.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar