Por Vanesa Armesto*
Pese a la inflación, las devaluaciones, la subas y bajas de los valores, la inversión en ladrillo, durante la última década, sigue siendo la opción más segura.
En Argentina la compra de una casa nunca resultó fácil, si bien hubo momentos de ciertos beneficios, el acceso a la vivienda es una materia pendiente que se traslada década tras década y gobierno a gobierno.
La economía deficiente, que históricamente vive nuestro país, limitó el acceso a la vivienda. Falta de presupuesto, pagos de deuda externa, falta de crédito y la amenaza latente de la inflación -algo que también ocurre en la actualidad-, limitan la posibilidad de alcanzar la compra de una vivienda.
Pese a este complejo escenario, a lo largo de los años se vivieron oasis económicos que generaron alternativas que promueven la compra de un inmueble, como es el caso de los créditos hipotecarios.
Todos estos factores no siempre fueron concluyentes para determinar una baja de los valores en las propiedades. A modo de ejemplo, vale recordar que en las cuatro décadas comprendidas entre 1977 y 2017 sólo en dos ocasiones el valor promedio de los inmuebles tuvo una abrupta caída.
Tomando los datos de una estadística realizada hace unos años por Reporte Inmobiliario, entre los años 1981 y 1983 el metro cuadrado promedio de un departamento estándar ubicado en la zona norte de CABA sufrió una baja del 70%, pasando de cotizar de u$s1.300 a u$s400. Siguiendo con esta estadística, la otra oportunidad en que se vivió una baja importante se dio en la época de la crisis de la convertibilidad.
Durante el 2001, uno de los momentos más críticos para el mercado, el valor del metro cuadrado tuvo la segunda baja importante, cayendo un 40%, pasando de u$s1.000 a u$s600. Presentando, como en todo, oportunidad para algunos y pérdida para otros.
Pero, como solemos decir en el sector, el ladrillo siempre da revancha. Es así como empezó a recuperar el terreno perdido, y lo superó ampliamente. Durante los siguientes casi diez años, los valores en muchos casos se duplicaron. Alcanzando cifras que marcaban sin dudas un mercado “inflado”. Pero como suele pasar, después de un tiempo, se convirtieron en los valores normales del mercado. Así se mantuvieron casi inalterables, con algunos momentos de bajas al lidiar con un cepo cambiario y situaciones económicas desfavorables, que frenaron las ventas pero que no movieron demasiado los valores hacia la baja.
Luego, a partir de 2014-2015 y hasta mediados de 2018: cambio de gobierno, liberación del cepo y luego el lanzamiento de los créditos UVA, propiciaron un nuevo y pronunciado aumento, junto con una gran cantidad de operaciones.
Y a partir de ahí, como se puede apreciar recorriendo la historia, Argentina, como es cíclica, empezó una crisis que fue creciendo, ayudada por la pandemia, junto con devaluaciones, inflación que viene batiendo récords, cepo, y dólar en movimiento.
Llegamos al mercado actual; posiblemente nos enfrentamos al tercer momento en que las propiedades bajaron sus valores, no en la proporción de las dos anteriores, pero sí en algunos casos cercano al 30%. Con un contexto de los más complicados: la inflación es de las más altas en años, sin créditos, con una ley de alquileres que desequilibra, y un dólar inquieto.
Con este panorama, posiblemente pensar en la compra de un inmueble ocupe la última opción. Pero si analizamos correctamente y evaluamos otras alternativas de inversión, como es el caso de la bolsa o el ahorro en billetes, seguramente logremos ver que la compra de un inmueble es la inversión más segura, y en cierta forma la más estable.
Y más hoy en día, teniendo en cuenta la amenaza de una mayor suba de la inflación en las principales economías mundiales, como es el caso de Estados Unidos, haciendo que el ahorro en dólares o en bonos de esa moneda arrojen resultados negativos.
Estos movimientos económicos globales posicionan, a lo largo de los años, al ladrillo como la inversión más sólida.
Posiblemente no siempre se obtenga una buena renta, ni produzca ganancias, pero en muchas ocasiones la mejor inversión es la que perdura, y al menos te da la posibilidad de empatar y seguramente, con las vueltas de la economía, volver a recuperar valor.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar