Por Vanesa Armesto*
La relación de esta histórica pareja está atravesando el momento más crítico. La inflación es la tercera en discordia que mes a mes acentúa la distancia entre ellos.
En Argentina, 6.400.000 habitantes son inquilinos, distribuidos en 2.350.000 hogares, es decir que aproximadamente cerca de un 20% del total de la población debe alquilar una propiedad en donde vivir, de acuerdo a un informe del Centro de Economía Política (CEPA).
Si nos detenemos en la Ciudad de Buenos Aires, de los casi tres millones de habitantes (2.890.151 personas), el 34% alquila, según la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires. Es decir, una de cada tres personas es inquilina.
El portal Properati analizó 18 ciudades de Latinoamérica, de las cuales 3 eran Argentinas -Buenos Aires, Córdoba y Rosario- para establecer la relación entre el salario y lo que deben abonar para alquilar su vivienda. A diferencia de la Ciudad de Buenos Aires, en las localidades analizadas de la región, 1 de cada 5 personas es inquilina.
Actualmente, Argentina tiene el salario medido en dólares más bajo de la región, gracias a las devaluaciones que enfrentamos. Esto lleva a que si medimos los ingresos de un trabajador medio en comparación al porcentaje que representa del pago del alquiler, el salario mínimo no le alcanza para cubrir el alquiler en un barrio de clase media. Para vivir en la ciudad se necesitan más de un sueldo básico, concretamente se lleva el 130% de los ingresos.
Esta brecha que se presenta entre el salario y el pago del alquiler, en el contexto económico que vivimos con una inflación que no logra despegarse de los 6 puntos, difícilmente puede achicarse. Se podría comparar con la fábula de la zanahoria y el burro, el salario va corriendo, se esfuerza, se estira y nunca logra alcanzar a cubrir el costo del alquiler, porque cada vez la inflación lo aleja más.
El Banco Central hace unos días publicó el índice de actualización para los contratos que comiencen un nuevo año en diciembre, este porcentaje representa un aumento en el valor del alquiler del 77,58%. Pasándolo a números para graficarlo mejor, un inquilino que hasta noviembre abonaba $50.000, a partir de diciembre pasa a pagar $88.790.
Estos ajustes no van a encontrar un techo, ya que están ligados a la inflación. También, cuando los salarios se ajusten, va a impactar doblemente en el porcentaje de aumento del alquiler, ya que el ICL, o índice de contrato de locación, es el resultado del RIPTE y la inflación. Haciendo que ese aumento salarial no cubra las necesidades básicas.
Un índice con el que todos pierden: los inquilinos tendrán que resignar un mayor porcentaje de los ingresos para hacer frente al pago del alquiler y demás pagos que conllevan una vivienda, como las expensas y los servicios que también sufrieron aumentos.
En tanto para los propietarios, este incremento que van a recibir de un mes a otro tampoco los beneficia. Si lo comparamos con la inflación de estos doce meses, queda por debajo en 11%, ya que, según los datos publicados por el Indec, tenemos una inflación interanual del 88%. Y más allá de que van a recibir más plata, en uno o dos meses queda desactualizado nuevamente.
En un país con una política económica que no permite el ahorro, una desconfianza total a la moneda nacional y la falta de créditos, deja en claro que la compra de una vivienda para la clase media se transformó en un imposible.
Esto hace que el alquiler se convierta en la única opción viable. Pero la inflación que tuvimos en todos estos meses y la suba del dólar que se traducen en pérdida del valor adquisitivo, hacen que el salario siga perdiendo la carrera y cada vez sea más difícil absorber el costo de una vivienda.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar