Entrevistamos al arquitecto Victor Feingold, CEO de Contract Workplaces, que nos sumergió en las nuevas demandas, trayectos y estrategias corporativas en búsqueda de reconfigurar los nuevos espacios con la mirada puesta en el futuro.
*Por Lic. Claudia Armesto
Victor Feingold, en 1996, fundó en Argentina Contract Workplaces, empresa especializada en consultoría, diseño y construcción de espacios de trabajo inspirados en personas, que hoy posee operaciones en 12 países de la región y cuenta con un equipo multidisciplinario de más de 350 profesionales.
Activo, creador, visionario y comprometido, concientiza a través de la edición de libros, la revista World of Work, y los eventos Worktech. Se especializa en las nuevas tendencias que surgen en el mundo corporativo de hoy, siendo uno de los referentes más importantes de la temática en la región. Cuenta con un numeroso portfolio de obras nacionales e internacionales de grandes compañías de primer nivel mundial como Bayer, Mercado Libre, Microsoft, Allianz, Dow, Dupont, para mencionar algunas.Actualmente trabaja en dos proyectos: WYS (Workplace by Yourself), una plataforma digital que condensa en sus bases de datos, algoritmos e inteligencia artificial buena parte del know how de sus 30 años de experiencia y que se proyecta como una disrupción a los actuales modelos de negocios del sector del real estate corporativo. Y Unspaces, una nueva unidad de negocios de Contract Workplaces enfocada en diseñar y construir espacios virtuales con experiencia de presencialidad inmersiva en el metaverso.






¿Cuál es su visión sobre el mercado actual de oficinas?
Es evidente que el mercado de oficinas corporativas ha sufrido un gran impacto a causa de la pandemia. Esto se traduce no solo en una alta vacancia, sino también en la pérdida de atractivo de algunas locaciones. El desplome de los precios pedidos en varias zonas que antes se consideraban premium, dan cuenta de ello.
Y, si bien como siempre, la oferta y la demanda definirán la dinámica del sector, hay algo que cambió y se mantendrá así por muchos años. Se trata de la incertidumbre, la vulnerabilidad, la complejidad y la ambigüedad del entorno donde las compañías deben tomar sus decisiones.
Pandemias, disrupciones tecnológicas, catástrofes medioambientales, movimientos migratorios y guerras, sumados a las recurrentes crisis políticas y económicas de nuestro país hacen que la forma en que las empresas definen sus estrategias de real estate no sea la tradicional. Me refiero a alquilar un espacio en gris, hacer una inversión importante de capital y esperar a amortizar en 5 años. Esto se debe a que no hay plan de negocios que no deba revisarse anualmente y, por consiguiente, no se tiene visibilidad de las necesidades de espacio a mediano plazo.
Las compañías empiezan a demandar contratos más flexibles en cuanto al plazo, la superficie y la financiación. El modelo Office as a Service, en el cual las empresas resuelven el tema “oficina” por un único canon mensual es un modelo plug and play que está en alza en todo el mundo. Se estima que hacia el 2025 el 30% del stock corporativo de las grandes ciudades será en un modelo flexible. Los landlords tendrán que adaptarse a las nuevas demandas, ya que no alcanza con tener un bonito edificio bien ubicado si no cuenta con estos nuevos formatos y productos más flexibles y amenities antes impensados, tales como espacios de coworking, salas de capacitación, salas de video presencia, área para eventos, expansiones al aire libre y espacios dedicados al bienestar de los ocupantes: gimnasios, wellness áreas y comidas saludables.
¿Qué cambios hubo en las oficinas con la pandemia teniendo en cuenta que muchas empresas debieron optar por el trabajo remoto? ¿Cómo se reconfiguraron los espacios en las oficinas en el último tiempo? ¿Alguna necesidad puntual?
La pandemia de COVID-19 ha afectado profundamente los hábitos de trabajo de muchas empresas. Nos enseñó que podemos trabajar de una manera diferente –en cualquier momento, desde cualquier lugar y, a veces, hasta con mayor productividad– aunque, claramente, algunas actividades perdieron su efectividad: las negociaciones delicadas, la toma de decisiones críticas, los brainstormings y los feedbacks, por nombrar solo algunos.
Aprendimos nuevos hábitos y nuevas destrezas, pero también se crearon nuevas expectativas. Porque lo cierto es que el trabajo remoto trajo muchas cosas buenas tanto para las personas (flexibilidad horaria, mejor balance entre el trabajo y la vida personal, ahorro en viajes, comida y ropa, etc.) como para las empresas (la posibilidad de reducir la superficie de las oficinas, con el consiguiente ahorro en metros y en huella de carbono, junto con un mayor potencial para captar talento deslocalizado). Pero esta nueva forma de trabajo también tuvo su lado B: una jornada laboral más larga y mayor estrés, aislamiento social, angustia y la fantasía de disponibilidad 24×7.
Sin duda, debemos capitalizar esta experiencia. El espacio de trabajo pos-COVID no puede ofrecer a los colaboradores simplemente una versión más segura de la vieja oficina, con más distanciamiento físico, nuevos protocolos de uso, mayor higiene y mejor conectividad; es preciso repensar el diseño desde su concepto.
Las compañías empiezan a demandar contratos más flexibles en cuanto al plazo, la superficie y la financiación. El modelo Office as a Service, en el cual las empresas resuelven el tema “oficina” por un único canon mensual, es un modelo plug and play que está en alza en todo el mundo
Algunos lineamientos:
→ Flexible y basada en actividades: los nuevos espacios de trabajo deberán contar con la flexibilidad necesaria como para adaptarse a los cambios y, al mismo tiempo, organizarse en función de las actividades y no de las jerarquías. Los organigramas y los planes de negocios pueden cambiar muchas veces, pero las actividades que se desarrollan en la oficina se repiten (trabajo individual, llamadas telefónicas, trabajo de concentración, conversaciones privadas, reuniones programadas, reuniones espontáneas, break, capacitación, etc).
Los modelos de Activity Based Working (ABW) han sido ampliamente adoptados, ya que, al ofrecer una variedad de opciones para trabajar durante la jornada, mejoran el desempeño del personal facilitando las tareas de concentración, la socialización, la colaboración y el aprendizaje. Además, proporcionan una gran flexibilidad frente a las necesidades de cambio.
→ Centrada en el trabajo colaborativo: si podemos trabajar en cualquier momento y desde cualquier lugar, la oficina deberá ser el ámbito por excelencia para el trabajo colaborativo. Será un “espacio cultural”, apto para socializar y facilitar las conexiones, el aprendizaje y la cooperación entre los trabajadores.
→ Saludable y segura: de acuerdo con la evidencia científica, sabemos que para contar con una fuerza de trabajo saludable, la oficina debe propiciar el uso de la luz natural para mantener los ritmos biológicos, permitir las vistas al exterior cuando sea posible, cuidar la calidad del aire interior, garantizar una buena alimentación e hidratación de los colaboradores, brindar ergonomía y ofrecer la posibilidad de trabajar sentado o de pie junto con la posibilidad de hacer ejercicio físico para recuperar la participación de todo el cuerpo. Una elección cuidadosa de las formas, colores y texturas también mejorará la experiencia de los usuarios.
→ Integrada con la tecnología: para integrar la oficina física y la oficina virtual será indispensable facilitar el trabajo remoto a través de la tecnología. La nueva normalidad consistirá en conectar personas en lugar de conectar lugares o escritorios.
→ Adaptada a un modelo híbrido: dado que hoy es posible trabajar tanto en la oficina, en la casa o en terceros espacios (espacios de Coworking, oficinas satélites, cafés, etc.) con un nivel de experiencia y productividad muy satisfactorios, el ecosistema de trabajo híbrido se perfila como el mejor modelo para la oficina pos-COVID.
Cuando las restricciones ocasionadas por la pandemia se vayan distendiendo, el espacio de trabajo se transformará en un puente entre los mundos físico y virtual para satisfacer las necesidades tanto de los trabajadores presenciales como las de los que teletrabajan. Será el lugar elegido para realizar algunas tareas puntuales o para participar en reuniones presenciales con colegas o clientes. Como resultado, los empleados trabajarán cada vez más en esta llamada “oficina híbrida” –un mix entre la casa, terceros lugares y la oficina– que se convertirá en un entorno óptimo para socializar y facilitar las conexiones, el aprendizaje y la colaboración entre los trabajadores.
→ Sustentable y medioambientalmente responsable: con la adopción de prácticas más responsables (uso eficiente del agua y la energía, aprovechamiento de la luz natural, políticas paperless, etc.) se podrá minimizar el impacto del entorno construido sobre el medio ambiente. Si a esto le sumamos que una parte de la fuerza laboral puede realizar sus tareas de manera remota, se podrán evitar los desplazamientos diarios hacia el lugar de trabajo, con el consiguiente ahorro de energía en transporte y disminución de la polución ambiental. Todo esto sumado a que muchas empresas no tendrán que aumentar la superficie necesaria para sus operaciones.

¿Qué se tenía en cuenta a la hora de diseñar una oficina antes y después de la pandemia?
La metodología al abordar un nuevo proyecto no ha cambiado, pero sí los inputs. Las expectativas de los colaboradores, las dinámicas de trabajo y los desafíos de las compañías se están transformando.
Atravesamos un cambio de mindset a nivel global que nos desafía a derribar paradigmas y reinventarnos para asegurar la sostenibilidad y el éxito del negocio. En este contexto, es necesario diseñar estrategias desde una mirada integradora para definir los lineamientos que regirán la modalidad de trabajo que adopte cada organización.
Lo cierto es que el trabajo híbrido llegó para quedarse, las empresas no pueden ser ajenas a esta realidad y deben repensar su espacio de trabajo considerando este factor; deben hallar cuál es el mix ideal entre el trabajo remoto y el presencial como punto de partida.
Con este esquema definido, el siguiente paso es diseñar la experiencia de trabajo, considerando a las personas, los aspectos culturales y tecnológicos, las dinámicas de trabajo como la tecnología y los requerimientos espaciales.
¿Qué tienen en cuenta las empresas a la hora de elegir sus diseños de espacios de trabajo y cuáles son sus consejos?
La oficina enfrenta momentos de cambios sin precedentes, tanto en la tasa de ocupación como en la ubicación y la configuración espacial. Pero, la oficina es algo más que un mero espacio de trabajo; es una herramienta de gestión que facilita los objetivos de las compañías.
Es el ámbito de encuentro con colegas y una oportunidad para el contacto personal directo, indispensable para generar relaciones sólidas. Para reforzar el sentido de pertenencia y de comunidad es fundamental desarrollar y estimular todas las formas de colaboración, establecer un fuerte sentido de propósito y crear un objetivo conjunto.
La pregunta es, entonces, ¿desde dónde hay que pensar el diseño de oficinas? ¿Cómo hacerlo considerando el futuro inminente?
Hoy el espacio de trabajo debe ser flexible y adaptable a los cambios, debe pensarse a prueba de futuro y articularse coherentemente con los espacios virtuales, ya que por allí también se desarrollarán las actividades de la empresa.
Las oficinas funcionan como centros de actividad para la colaboración cara a cara al mismo tiempo que sostienen la cooperación digital. La tecnología tiene un papel central para mantener un contacto fluido entre los mundos físico y virtual y para preservar la cultura corporativa.
Debemos estar preparados para la eventualidad de otra emergencia, ya sea sanitaria, climática o demográfica. Es por esto, que las organizaciones necesitarán modelos de trabajo capaces de garantizar la continuidad de las operaciones junto con la seguridad y el bienestar de las personas.
Esto ha incrementado el interés en las oficinas satélite y los terceros espacios, locaciones que se encuentran físicamente separadas de la sede principal y que, por lo general, están ubicadas en la periferia de las ciudades más cercanas a donde viven los colaboradores.
¿Cuáles son las ventajas de las nuevas dinámicas en las oficinas como el wellness y la colaboración?
Existe una conexión incuestionable entre el espacio de trabajo y la experiencia de los trabajadores. Pero, dado que la experiencia es subjetiva, el primer paso es tratar de conocer cuáles son las necesidades y aspiraciones de los colaboradores. Las grandes experiencias deben ser capaces de superar las expectativas de la gente y de establecer lazos afectivos a través de un entorno atractivo y gratificante.
El diseño del espacio de trabajo como una experiencia significativa debe hacer que la vida de las personas sea más estimulante y alentar la elección de la oficina como el mejor lugar para trabajar. La comida, la tecnología, el ambiente físico, los beneficios, el bienestar, todo suma para que la experiencia laboral se transforme en un evento memorable. Cada punto de contacto entre los trabajadores y la empresa debe estar diseñado para potenciar esa experiencia y para ayudar a crear las conexiones emocionales que impulsan el compromiso y los recuerdos agradables.
Tan es así que el bienestar ocupa un lugar central. Mejorar las condiciones ambientales tales como el confort acústico y térmico, la calidad del aire interior, la biofilia, la densidad de ocupación, la ergonomía, la disposición de la iluminación, la calidad del agua, la alimentación saludable, la promoción de la actividad física, etc., será de gran ayuda. Estas prácticas no solo tienen el potencial de mejorar la salud de los empleados sino también la productividad, junto con una reducción del ausentismo.
Estudios de diversos campos también sugieren que, a través de la implementación de una amplia gama de estrategias de diseño que promueven conductas y elecciones saludables, se puede mejorar el bienestar de las personas. Por ejemplo, es posible analizar estratégicamente la localización y el diseño de las escaleras para incrementar su uso en detrimento del ascensor y mejorar así los niveles de actividad física, junto con la inclusión de una variedad de equipamiento que permita realizar las tareas habituales en diferentes posturas.
Además, el diseño del espacio de trabajo también debe dar soporte a las necesidades emocionales más profundas. La privacidad, el respeto por el espacio personal, la riqueza perceptiva y la variedad de estímulos ofrecida, entre otros, son requisitos que se deben satisfacer para que la gente se sienta bien.
Pensar en bienestar también es cuidar la salud mental. Las consecuencias de convivir con el COVID-19 (la incertidumbre frente al futuro, el aislamiento, el temor al contagio y la continuidad laboral) han sido una gran fuente de estrés capaces de exacerbar los problemas de salud física. La situación creada por una pandemia afecta a las personas en su totalidad.
Si las exigencias laborales son óptimas (y no máximas), si a los trabajadores se les permite ejercer un grado razonable de autonomía y si la cultura organizacional es empática, respetuosa, flexible y positiva, se podrá preservar la salud mental de los trabajadores y evitar consecuencias negativas tales como el estrés crónico o el Burnout.
En este contexto de incertidumbre y grandes cambios, las empresas deben trabajar activamente para dar contención y mantener la salud mental de sus trabajadores, el recurso más importante para superar la crisis. Promover conductas saludables, estimular el contacto social para evitar el aislamiento, cultivar la resiliencia, crear espacios de apoyo, escuchar las demandas y necesidades y generar empatía ayudará a disminuir el estrés y a mantener un estado emocional positivo entre los colaboradores.
Más allá de la colaboración, el desafío es construir comunidad y sentido de pertenencia. Cuando los empleados se sienten comprometidos con los objetivos y los valores de la empresa, desarrollan un alto sentido de pertenencia. Un clima organizacional caracterizado por la confianza y la preocupación por las necesidades, las expectativas y el bienestar de sus empleados, también brinda a las personas un sentimiento de comunidad e inclusión.
No obstante, una de las experiencias que nos dejó esta pandemia es que, para restaurar el sentido de pertenencia y de comunidad es fundamental desarrollar y estimular formas de colaboración cara a cara.
Por último, es fundamental crear sentido de propósito y motivación. Pasamos la mayor parte de nuestra vida trabajando. Muchos de nosotros dedicamos más de ocho horas al día, cinco días a la semana a nuestro trabajo. De acuerdo con una encuesta, casi dos tercios de los consultados respondieron que el COVID-19 los ha llevado a reflexionar sobre su propósito en la vida. Y casi la mitad dijo que está reconsiderando el tipo de trabajo que hace. Los millennials fueron tres veces más propensos que otros a decir que estaban reevaluando el trabajo.
Esto nos indica que es necesario incentivar a las personas y conectarlas con tareas que las hagan sentir pasión y compromiso dentro de una cultura organizacional que favorezca el desarrollo de todo su potencial.
Las personas que encuentran un sentido de propósito en el trabajo son más productivas, saludables y resilientes; tienen mayor lealtad, compromiso y motivación.
Es hora de transformar las recompensas y los beneficios para que coincidan con las expectativas de los trabajadores de hoy y en eso los espacios de trabajo tienen mucho que aportar.
¿Cómo contribuye la neurociencia al diseño de las oficinas? ¿Cuál es su visión de las nuevas tendencias? ¿Cómo se adaptan estas tendencias en el mercado de Argentina?
Diversas investigaciones demuestran que el entorno construido cambia nuestra conducta y modifica nuestro cerebro. Es decir, el diseño interior y exterior de un edificio puede hacernos sentir angustiados o felices, aburridos o estimulados, comprometidos o indiferentes. Esto explica la íntima relación que guardan la arquitectura y las neurociencias, y su enorme sinergia a la hora de diseñar espacios que ayuden a mejorar la experiencia de las personas que viven, aprenden y trabajan en ellos.
La neuroarquitectura se puede definir como el entorno construido que ha sido diseñado con principios derivados de las neurociencias, ayudando de esta forma a crear espacios que favorezcan la memoria, la mejora de las habilidades cognitivas y la estimulación de la mente, evitando al mismo tiempo el estrés.
Las principales áreas que aborda son: la percepción sensorial, los recorridos del espacio, las referencias visuales para determinar nuestra ubicación y orientación dentro de un entorno, las emociones –la arquitectura es capaz de alterar nuestros estados fisiológicos– y las nociones de espacio y lugar que se construyen a través del movimiento y las conexiones espaciales que se pueden realizar junto con la propia configuración del espacio.
¿Qué es la neuroarquitectura?
La neuroarquitectura se puede definir como el entorno construido que ha sido diseñado con principios derivados de las neurociencias, ayudando de esta forma a crear espacios que favorezcan la memoria, la mejora de las habilidades cognitivas y la estimulación de la mente, evitando al mismo tiempo el estrés.
Las neurociencias también nos enseñan que no todos somos iguales. La “neurodiversidad” es un concepto que considera que el cerebro de las personas no viene en un formato estándar, sino que existe una gran variedad individual con respecto a las funciones mentales vinculadas con el aprendizaje, la atención, el estado de ánimo, etc. Las personas neurodiversas a menudo poseen talentos excepcionales cuando se trata de innovación, creatividad, reconocimiento de patrones, codificación y resolución de problemas.
La neurodiversidad determina, en gran parte, nuestras preferencias en relación con el trabajo que desempeñamos y con la forma de interactuar con el ambiente y con otras personas. Algunos individuos se inclinarán por la sociabilidad y el cambio permanente, mientras que otros preferirán la calma, las actividades individuales a las grupales y las tareas más intelectuales y enfocadas.
El lugar de trabajo puede representar un gran desafío para las personas neurodiversas. El movimiento, la circulación de gente y el ruido, entre otros factores, pueden resultar intolerables para quienes padecen algunas afecciones neurodivergentes. Estos colaboradores tienden a sentirse sobreestimulados en entornos donde las condiciones ambientales no están suficientemente controladas y no siempre pueden prosperar dentro de las normas y prácticas habituales.
Es por esto que el diseño del espacio de trabajo debe considerar factores tales como el nivel de ruido, los patrones visuales con colores muy vibrantes y/o repetitivos, las luces brillantes, los reflejos, etc. Cualquiera de estos elementos o la combinación de ellos puede ser muy perjudicial para los empleados neurodivergentes y estamos hablando de entre un 30% y 40% de la plantilla.
Las opciones también deberían permitirles encontrar espacios con un nivel cómodo de exposición e interacción social, fuentes de iluminación personalizada, materiales que cancelan el ruido, zonas tranquilas y sin tecnología destinadas al trabajo de concentración, mínimo desorden visual, e incorporar áreas de descanso.
La comprensión de los principios de las neurociencias sirve de guía para el diseño del entorno construido, sobre todo desde una perspectiva que pone a las personas y su bienestar en el centro de la escena.

¿Cuál es la tendencia más demandada en las organizaciones?
Una tendencia creciente en las organizaciones es la de habilitar terceros espacios y oficinas satélite. Esta nueva posibilidad de trabajar con flexibilidad desde una locación diferente a la oficina central animará a muchas personas a instalarse fuera de las grandes ciudades, en áreas suburbanas o periféricas, con una escala más humana. Los edificios en los que trabajamos no son una isla, están inmersos dentro del tejido urbano y sus mutuas interacciones definen, en gran medida, la experiencia laboral.
La sede central –ubicada generalmente en un lugar privilegiado de los centros comerciales y económicos de las grandes ciudades– solía ser un símbolo para muchas empresas. Pero hoy, en la nueva realidad que plantea el COVID-19 y las futuras pandemias que lamentablemente van a llegar en algún momento, muchas de estas áreas se han vaciado de actividad y las compañías no quieren seguir incurriendo en gastos por una oficina que apenas funciona.
Esto ha incrementado el interés en las oficinas satélite y los terceros espacios, locaciones que se encuentran físicamente separadas de la sede principal y que, por lo general, están ubicadas en la periferia de las ciudades más cercanas a donde viven los colaboradores.
Estos lugares les brindan a los trabajadores la posibilidad de elegir y controlar cuándo, dónde y cómo trabajar en función de la tarea que estén llevando a cabo y de sus necesidades personales. Además, las empresas ahorran espacio, disminuyen los costos de operación y aumentan la productividad al mismo tiempo que mejora de la calidad de vida de los empleados con beneficios ambientales para todos.
Dado que estos espacios están descentralizados y físicamente separados, deben contar con una excelente conectividad para permitir un contacto fluido entre los empleados de distintas locaciones junto con el acceso a toda la información necesaria para el desempeño de las tareas. Es un complemento de la oficina híbrida.
En definitiva, cuando hablamos de trabajo híbrido, este ocurrirá en 4 ámbitos: la casa matriz, el hogar, las oficinas satelitales y los espacios virtuales. Estos ámbitos no deben funcionar independientemente unos de otros, sino que deben estar articulados para generar un nivel de experiencia equivalente donde sea que la actividad se está desarrollando.

Lic. Claudia Armesto*: Licenciada en Comunicación Social orientada a Procesos educativos y comunicación. Investigadora Social UBA. Creadora del concepto “Organizaciones 5D”. Especializada en Transformación digital y cultural, Sustentabilidad, Innovación y Real Estate. Founder de @empatiacomunidad l Co-Founder de @realestatedataweb https://linktr.ee/ClaudiaArmesto

Contract Workplaces es la empresa regional líder en consultoría, diseño y construcción de espacios de trabajo inspirados en personas. Sus servicios integrales incluyen la consultoría en workplace strategy, diseño y arquitectura, construcción, tecnología, logística de mudanza, change management, servicios de post ocupación y Office as a Service. Desde hace veinticinco años, la compañía desarrolla espacios de trabajo a medida de cada cliente, diseñando experiencias que potencien el talento, el bienestar y la productividad.
+Info: contractworkplaces.com
Contract Workplaces en Cifras:
- Cobertura regional en 12 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.
- Más de 1800 proyectos ejecutados.
- Más de 370 profesionales especializados.
- Monto inversión proyectado 2022: 1,5 millones de USD.