Por Vanesa Armesto*
Los plazos para adherirse y obtener los beneficios propuestos en la Ley de Incentivo y Blanqueo para la construcción llegó a su fin, pero aún nos queda la ilusión de una posible prórroga.
Los tiempos actuales parecen tenernos acostumbrados a tener que hablar de medidas bien intencionadas, pero con pésimas implementaciones. En este caso, la Ley de Incentivos y Blanqueo para la Construcción.
Una alternativa ideal para dinamizar el sector de la construcción y por consecuencia reactivar la economía. Una economía que viene en caída tiempo antes de la pandemia, y que, con la llegada del coronavirus, aceleró su derrumbe vertiginosamente.
El 9 de Julio pasado el blanqueo llegó a su fin, y podríamos decir que casi no existió. Poco más de 1300 cuentas se abrieron a lo largo de todo el país para obtener los beneficios propuestos por la Ley.
La mirada optimista no puede dejar de reconocer que una cantidad de dinero ingresó a la economía formal y por ende al mercado.
Pero ocurre que esta Ley fue diseñada, elaborada y gestada para motorizar el sector, y esta ínfima adhesión no cumple con su cometido.
Dos son los factores principales por los que, hasta el momento, el blanqueo no tuvo el resultado esperado.
1-Desconfianza
La desconfianza es la enemiga principal de la acción. Nuestra economía no logra brindar la confianza que el inversor y ahorrista, principalmente, necesitan. La incertidumbre que genera este estado de alerta a nuevas restricciones, a un inexistente plan económico, a la inflación que sigue en aumento, continúan retrayendo el mercado y desvaneciendo las posibilidades únicas que ofrecía esta medida.
La crisis económica arrastra inevitablemente al mercado inmobiliario.
2-Los tiempos
Quizá este sea el factor principal de la escasa adhesión. Los tiempos para regular y establecer el formato y su implementación, se demoraron y se devoraron más de la mitad del plazo total.
Algo que podría haberse evitado postergando el comienzo de este periodo una vez finalizadas todas las reglamentaciones. Incluso el Registro para los Proyectos Inmobiliarios recién estuvo disponible a partir del 7 de junio, es decir que recién a partir de esa fecha los desarrolladores o matriculados responsables podían ingresar los emprendimientos que cuadraban dentro de las características que marca esta Ley. Y, por ende, a partir de que esto se cumplimentara, los interesados podían optar por el proyecto al cual ingresar su capital; solo 30 días los separaba del último plazo.
Y como si esto no fuera suficiente para hacer fracasar esta medida, en el medio de los tiempos de vigencia, el sector de la construcción tuvo que sortear una medida de restricción que dejó sin actividad a una cantidad importante de obras, en algunos puntos del país, incluyendo CABA.
Muchos somos los interesados en que esta Ley obtenga el éxito que se merece, y por eso levantamos la bandera en pedido de una prórroga.
Desde hace meses se solicita una prórroga para restablecer los tiempos y contar nuevamente con los 3 periodos, con los beneficios de cada uno, pero esta vez con la reglamentación en funcionamiento, haciendo mucho más viable su adhesión.
En la agonía del final, tres días antes de su vencimiento, volvió la esperanza de que esto suceda. La Ley para prorrogar lo plazos por 150 días obtuvo dictamen de comisión, ahora solo resta que sea tratada en Diputados. Son tiempos electorales, ojalá esta medida no quede presa de una lucha de poderes.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar