Por Vanesa Armesto*
Un mercado golpeado, que no logra recuperarse desde la devaluación de mediados de 2018. Marcado por períodos pre y post: elecciones y pandemia, que le agregan mayor incertidumbre.
El mercado atraviesa un momento complicado para hacer proyecciones o análisis sobre el impacto que tendrá en lo inmediato el resultado de las elecciones primarias realizadas hace 10 días.
Sí, como ya lo hemos comentado, se abre una gran posibilidad para la revisión de ciertas medidas que puedan ser tratadas para reacomodar parte del mercado que se resintió.
Pero más allá de esto, en lo que refiere al mercado en general, LAS PASO en sí no van a reflejar modificaciones a corto plazo, en cuanto a lo que refiere a valores u operaciones.
En épocas “normales” todos los períodos preelectorales marcan una pausa, generan mayor análisis a la hora de realizar una operación inmobiliaria, haciendo que el mercado se retraiga y detenga su ritmo, aguardando ver cómo evoluciona económicamente la decisión de las urnas.
Tanto las últimas elecciones presidenciales, como las elecciones legislativas de este año, se enmarcan en un contexto socioeconómico muy particular, que le agregan mayor incertidumbre.
Mediados de 2018 fue el momento en el que el peso sufrió otra devaluación y la crisis económica que esto desató arrastraron al mercado a una situación de parálisis. El mercado deprimido, desarticulado, se potenció. En 2019, con el proceso electoral, se provocó un nuevo periodo de pausa en el sector.
Luego, a los pocos meses del cambio de gobierno, con un mercado totalmente inestable que aún no había reactivado, se le sumó el surgimiento de la pandemia.
La poca actividad de ese momento sufrió un nuevo stop, y terminó por retraer por completo el mercado, consagrando al 2020 como el peor año inmobiliario, un año para el olvido, casi sin mercado.
Actualmente, estamos comenzando a transitar el post pandemia, con un mercado en situación crítica, donde tenemos una sobre oferta de inmuebles a la venta, con escasa o nula demanda.
El número de operaciones que se realizan mensualmente está en sus mínimos, con valores en baja que en los últimos 18 meses muestran disminuciones, alcanzando en muchos casos un descenso del orden del 20%.
Un mercado que no permite establecer parámetros de plazos para encontrar un comprador, provocando mayor desconcierto en los propietarios que deciden poner a la venta un inmueble.
Son tiempos en donde no hay inversores para adquirir inmuebles para volcarlos al alquiler; la baja rentabilidad, la ley de alquileres, y la imprevisibilidad económica los dejaron fuera de juego.
En este contexto llegamos al periodo pre-electoral, momentos que, sin importar cual fuera la situación del mercado, siempre generan que las decisiones de inversión inmobiliaria se posterguen, y queden expectantes de evaluar lo que ocurra políticamente y su repercusión económica.
Este periodo pre-electoral tiene el plus de ser en tiempos de post pandemia; ¿qué va a pasar de acá en más?, a corto plazo no mucho, queda poco por hacer en este año.
Este último trimestre comienza a delinear cómo puede desarrollarse el mercado 2022, en donde la clave va a estar dada en la seguridad, un factor fundamental para lograr una sostenida reactivación.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar