Por Vanesa Armesto*
Una inflación del 4,7% y las dudas de los alcances del acuerdo con el FMI, sin una proyección económica a largo plazo, siguen limitando la actividad del mercado.
En este año viene ganando la incertidumbre. El panorama general de nuestro país no da lugar para pensar en una reactivación estable del mercado.
Con una inflación del 4,7% como la que experimentamos en el mes de febrero, y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que se dilató y genera dudas en sus repercusiones, el 2022 se perfila como otro año complejo y sin la reactivación que tanto esperamos.
El número de operaciones sigue estando en los niveles mínimos, de la mano de una economía que no tiene un plan sólido.
La falta de créditos, junto con el nivel adquisitivo que se deprecia mes a mes, la baja rentabilidad y medidas como la ley de alquileres, que generan falta de seguridad jurídica de las propiedades y el posible impuesto a las viviendas vacías, alejan a los inversores, que se encuentran actualmente retirados del mercado local, completando un combo letal.
Pese a que los valores bajaron, según Radar Inmobiliario acumulan una disminución del 34% desde 2019, y actualmente la baja se desaceleró, mostrando que los valores en muchas unidades ya encontraron su piso; de igual modo esto no es suficiente para lograr atraer compradores.
En estas aguas navega sin rumbo el mercado, con una escasa actividad marcada casi exclusivamente por el consumidor final, aquel comprador que se vio postergado por la llegada de la pandemia.
Este contexto parece ser el que nos va acompañar al menos por unos cuantos meses más. Los posibles factores necesarios para generar un cambio de rumbo no cuadran dentro de la economía actual, como es el caso de los créditos hipotecarios. Y por otro lado, las medidas que pueden generar un cambio se postergan en la agenda, generando más inconvenientes.
Los créditos hipotecarios, que son una parte fundamental en la actividad inmobiliaria, hoy no tienen posibilidades.
La caída de los salarios en pesos, ayudada por la alta inflación, la suba del dólar, los valores de las propiedades en moneda extranjera, y como si fuera poco el cepo que complica aún más las transacciones, generan un escenario totalmente adverso. Generar un crédito al que pueda acceder el trabajador que no tiene capacidad de ahorro es una misión imposible.
Es por esto que la posibilidad de generar un cambio a corto plazo, que promueva cierto nivel de actividad y atraiga nuevamente al menos a una parte de los inversores, va a estar más ligado a temas legales, por llamarlo de alguna manera, que a la economía.
Lograr encauzar el tema de los alquileres, mediante la modificación de la ley, puede atraer al menos una parte de los inversores nuevamente, como también la posibilidad de generar incentivos, en lugar de generar mayores cargas impositivas a quienes le dan movilidad al mercado.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar