Por Vanesa Armesto*
Los chinos escriben la palabra crisis con dos caracteres. Uno de ellos significa “peligro”, el otro “oportunidad”. Ser conscientes del contexto, reconociendo las oportunidades que se presentan. De eso se trata el mercado actual.
Los tiempos de crisis suelen generar oportunidades, muchas de ellas de la mano de la especulación, y otras por los movimientos económicos que impactan directamente en el mercado produciendo variaciones.
Sin dejar de reconocer lo vertiginoso y volátil de nuestra realidad económica, no se deben perder de vista las oportunidades que se presentan.
El contexto del mercado actual está lidiando con una de las peores crisis de la historia, y siguiendo con el concepto anterior, y a la par de la realidad, nos pone ante grandes oportunidades.
Hoy, tanto el consumidor final como el inversor, se pueden ver beneficiados por una superpoblación de inmuebles a la venta, con valores que no se experimentaban desde mediados de 2016.
La oferta actual ronda los 164.000 inmuebles publicados en el nicho de venta, y sus valores fueron retasados hacia la baja en un 30%, y en algunos casos por encima de ese porcentaje, en el caso de los usados y cerca del 20% en las nuevas unidades, generando oportunidades para apostar por el ladrillo.
El mercado actual abrió un nuevo abanico de precios y posibilidades, que permite acompañar al comprador de hoy. Un comprador que también se modificó.
Quien tiene intención de comprar, quiere cubrir todas sus nuevas necesidades, establece otras prioridades y está más atento a que el precio sea acorde a lo que le brinda el inmueble. Podría decirse que, en cierta forma, el exceso de oferta y los acontecimientos sociales, como la pandemia y los movimientos económicos, los volvió más exigentes, priorizando el bienestar y comodidad a un buen precio.
Por último, dejando de lado netamente los beneficios económicos que se pueden encontrar hoy, no hay que perder de vista lo más importante que busca cualquier persona que quiere invertir, que es la seguridad.
En medio de la incertidumbre que se vive, la falta de certeza y la necesidad de garantía y protección de los ahorros, la compra de una propiedad brinda la oportunidad de conseguir la tan anhelada seguridad.
La inversión inmobiliaria perdura, no se devalúa, es tangible, y cualquiera sea el propósito de esa compra, para uso propio o una renta, en ambos casos generan estabilidad, resguardo y crecimiento patrimonial a lo largo del tiempo.
En tiempos de crisis, es importante tener una visión clara y saber identificar las oportunidades mirando hacia el futuro, es por esto que el mejor momento para empezar a invertir es hoy.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar