Relacionar estos dos tipos de baile con el sector de bienes raíces es la mejor manera para entender de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Por Lic. Juan Pablo Baca*
¿Bailamos?
Antes de seguir, permítanme comentarles brevemente sobre mi perfil artístico para fundamentar la relación que estamos haciendo. Más allá de mi conocida consultoría inmobiliaria, mis primeros años laborales (inicios de la década del 2000) me encontraron envueltos en la música característica de Córdoba; pero luego (en los 2010) llegué a Buenos Aires y empecé a incursionar en milongas, competencias y shows de tango. Mis recuerdos más gratos, en este mundo del 2 x 4, fue haber obtenido el 2° puesto de una reconocida competencia (Certamen de Tango Hugo del Carril) y ser convocado para realizar diferentes shows, como, por ejemplo, en la embajada de Uruguay. Con esto no me quiero “vender” como bailarín (ya colgué mis zapatos) pero si mostrarles desde qué posición artística estoy hablando.
¿Vendemos?
Muchos piensan que el tango es el baile en pareja más difícil de aprender, pero cuando se logran los resultados se consiguen las figuras más hermosas de esta danza, que “conquistan” al mundo entero. Lo mismo está pasando actualmente con el mercado inmobiliario: El desafío es mayor, pero si se hace lo correcto, se podrán obtener maravillosos resultados.
Con todo respeto para los fanáticos de las cumbias y los cuartetos (me incluyo, claro está), sus bailes no requieren muchos conocimientos ni preparaciones. Basta tener buena actitud, mejor onda y, si se puede, algún vaso en la mano (a buen entendedor pocas palabras). Lo mismo sucedió, en gran medida, durante los últimos 20 años del mercado inmobiliario… hasta el 2018. Bastaba con tener el contacto directo del dueño de una propiedad para publicar un aviso en el diario de la zona, mostrar el inmueble y luego pasarle “la pelota” al escribano para que cierre la operación, con el fin de poder cobrar la comisión. Por supuesto que estoy simplificando, pero si el lector conoce este sector me entenderá (igual que los fiesteros, con la cita del vaso en la mano). Ahora es diferente: No cualquiera baila, de forma elegante y sensual, el ritmo del 2 x 4 inmobiliario.
Mejorar o cambiar la música, esa es la cuestión…
Cuando en una fiesta ponen una música exigente, que requiere conocimientos específicos, la pista queda semi vacía. En cambio, cuando empieza el carnaval carioca se suman la abuela, el tío “pata dura”, los adolescentes, los amigos de los amigos y, si nos descuidamos, algún que otro colado. Situación que el D.J. puede controlar simplemente cambiando la música. En cambio, en los momentos actuales, no podemos inventar créditos hipotecarios, o hacer que las personas empiecen a vender dólares para comprar pesos, ni que Cristina se dé un abrazo con Macri (por lo imprevisible de este país, aclaro que esta columna se terminó de escribir el día 21 de diciembre). Lo único que nos queda es mejorar nuestra danza para poder bailar la música que está sonando ahora, y lo seguirá haciendo por mucho tiempo más…
¡La buena noticia!
Con su permiso, y para acercarme a la conclusión del día, volveré a ser auto-referencial: Mi primera clase de tango fue un desastre (para qué dar vueltas). Yo creía que, por mis conocimientos “cuarteteros” tendría las bases para proyectarme como un gran milonguero. Pero, ese día, me di cuenta que no controlaba mis piernas, no tenía oído musical y ni que hablar de mi primera compañera de baile (pobre, le quedaron sus dedos rojos, y no porque se los haya pintado). Obviamente, pensaba que el tango no era lo mío. Que lo mejor era cambiar de música. Hasta que, antes que termine la clase, los profesores dieron una pequeña exhibición para nosotros, sus alumnos. Quedamos todos maravillados por lo magnífico de su danza. Y, al terminar, ellos nos dijeron: “El Tango es difícil, pero si superan la primera etapa (la más desafiante) después lo disfrutarán de una manera maravillosa” … 6 años después, me estaban entregando el 2° puesto de la nombrada competencia porteña, y me preparaba para dar un show en la embajada de Uruguay.
Si te gustan los negocios inmobiliarios no cambies la música. Busca lleno de esperanzas el camino que tus sueños prometieron a tus ansias, sabiendo que la lucha es cruel, lucha por la fe inmobiliaria que te empecina…

*Lic. Juan Pablo Baca: Corredor Inmobiliario y Martillero Público Nacional, Consultor Inmobiliario (Argentina). bacajuanp@gmail.com