Por Lola Paz Lozano*
La pandemia modificó varios ámbitos en distintos aspectos, uno de ellos fue la construcción y la manera de ejercerla y crearla.
La llegada de la pandemia revolucionó el concepto de espacio laboral, los edificios y las oficinas ya no serán lo mismo. Estos nuevos espacios deben contar con nuevas formas y regulaciones de seguridad e higiene, y con ello nuevos protocolos.
Poco a poco el teletrabajo se fue imponiendo y las empresas fueron erradicando la modalidad presencial. Sin embargo, con la progresiva vuelta a la normalidad nace una nueva necesidad: reunir a las personas en edificios saludables y bien equipados.
Se conoció un aproximado de costos asociados al gasto que genera un edificio, el 20% es en construcción; el 40% en energía; el 30% en mantenimiento; 10% otros. Más que nunca es una necesidad el hecho de modificar los gastos generados por un edificio, profundizando en la energía y el consumo excesivo que la misma genera.
Los edificios saludables son importantes principalmente por la oportunidad de poder diferenciar salud y bienestar dentro del ámbito laboral y con ello mayor confianza y lealtad de los empleados.
“Pensando los edificios del futuro” fue el puntapié de una charla dictada por el ingeniero Javier Alejandro Benolol, quien forma parte de la multinacional francesa líder en construcción de edificios Schneider, con sede y fábrica en Argentina, en el marco de charlas expuestas en Expo Construir, en Hilton Buenos Aires.
Una de las principales propuestas de los “edificios del futuro” es maximizar su eficiencia, optimizando el confort, la productividad y calidad de vida de los usuarios, haciendo incrementar su valor y en paralelo adaptarlo a la realidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el aire de los espacios interiores puede llegar a estar de cinco a diez veces más contaminado que el aire exterior. Un hecho que no se puede obviar, porque la mala calidad del aire genera disconformidad e incomodidad, además de efectos negativos sobre la salud de las personas que lo respiran. Incluso es causa de absentismo laboral, de falta de concentración y de pérdida de la productividad en los lugares de trabajo.
¿Cómo se puede mejorar la salud de nuestro edificio? Schneider ofrece aumentar el suministro de aire fresco y limitar el aire de recirculación, también monitorear los valores de C02 y VOC y, por último, controlar eficientemente los equipos de HVAC.
Es por ello que la empresa propone la base de los edificios del futuro en estos cuatro pilares:
–Sustentables, siendo la vivienda equipada con activos energéticos flexibles y de diversas fuentes.
–Resilientes, generando una recuperación rápida de un consumo consciente.
–Hiper eficientes, para mejorar la calidad de vida.
–Centrado en las personas, escuchando y teniendo en cuenta lo que precisan.
La propuesta principal del proyecto “edificios del futuro” que ofrece Schneider no sólo es innovadora, sino también necesaria para el futuro constructivo sustentable que se viene. La construcción es otro de los tantos ámbitos que se vio obligado a modificar y replantear la manera de fabricar y equipar las futuras viviendas.
*Lola Paz Lozano, redactora, auxiliar de contenidos en Empatía Comunidad.