Por Vanesa Armesto*
Queda muy poco tiempo para finalizar el año, y la situación de los alquileres empeora cada día. Hoy presentamos un caso de fracaso: Ley de alquileres 27551.
Pocas semanas nos separan de fin de año, y a pesar de todos los intentos, llevará de lastre para el 2023 una ley que fue uno de los más grandes fracasos de la historia. Su modificación, que tanto fue pedida por inquilinos, propietarios e inmobiliarios, quedó en espera quien sabe hasta cuándo.
La ley 27551 entró en vigencia en medio de un contexto totalmente adverso, tanto social como económico. Una pandemia, y parálisis laboral, y por ende económica, generaba un grado de incertidumbre poco favorable para recibir una ley que regulara los alquileres.
DNU que congelaba valores, postergaba finales de contrato y frenaba desalojos, fueron la antesala de esta ley. Difícil imaginar un final diferente en ese escenario.
Desde aquel momento ya pasaron mas de dos años, lidiando con un mercado partido que no encuentra recuperación, y que día a día se deteriora más. Todos los actores que participan en una relación contractual de vivienda se vieron damnificados.
Los inquilinos por falta de inmuebles para vivir, y teniendo que ingresar a listas de espera porque los departamentos muchas veces ni llegan a publicarse ante la altísima demanda actual. Los valores que en muchos casos ya aumentaron más del 110% para comenzar, enmarcado en un contexto inflacionario que licúa los salarios, dificultando el acceso a la vivienda.
Propietarios que ante una medida que los llena de inseguridad retiran sus inmuebles de alquiler perdiendo el propósito de su inversión que es generar una renta, provocando un desequilibrio en el mercado pocas veces vivido.
Y los inmobiliarios, que también somos golpeados por esta realidad, ante un mercado con escasez de operaciones de venta. Los alquileres pasaron a ocupar una parte primordial de los ingresos, y hoy, con la poca oferta disponible, se pierde esa parte del trabajo.
Durante este año parecía que iba a llegar la tan anhelada modificación que trajera algo de alivio a inquilinos, propietarios e inmobiliarios, pero las internas políticas ganaron la pulseada y todo quedó en pausa.
Ya, a esta altura del año, y teniendo en cuenta la proximidad del mundial de futbol y el contexto que eso genera particularmente en el mercado, es fácil anticipar que finalizaremos otro año sin novedades.
Mientras tanto, el otro lado de esta historia muestra ajustes de alquileres que en noviembre rozan el 75% de aumento en el caso de contratos vigentes. Y esta es una situación menos compleja, pese a que este aumento está fuera de los parámetros a los que estábamos acostumbrados, de la que tiene que afrontar el que alquila de cero.
Proyectando la inflación que se espera para lo que queda del año, y de acuerdo a lo que analizan las principales consultoras para el 2023, estos ajustes no van a encontrar un techo y cada vez va a ser más difícil poder pagar el alquiler.
La ley de alquileres es un gran ejemplo de un caso de fracaso, que generó caos entre la oferta y la demanda. Solo queda esperar que el 2023 traiga su modificación y se convierta en un caso de éxito para el mercado.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar