Por Vanesa Armesto*
Varios años de malas decisiones llevaron a un mercado inactivo y frágil. No seguir estancados en el mismo lugar debe ser el rumbo a seguir en 2023.
Estamos próximos al 2023, son momentos que indefectiblemente llevan a reflexionar sobre las cosas positivas y negativas, aquello que se hizo bien y aquello que no tanto. Cosas que se pueden mejorar.
Y es momento de hacer para avanzar, y no seguir parados frente al mismo obstáculo que no nos permite despegar.
Tenemos un mercado rico, en el que abundan propiedades para invertir, con precios accesibles, de los más bajos de los últimos diez años. En donde fácilmente se pueden encontrar buenas oportunidades.
Una ley de blanqueo, con una cantidad de obras en construcción para ingresar y una excelente posibilidad que aguarda ser puesta en marcha, para ampliarlo hacia al nicho de los usados, que ya generó un buen caudal de consultas.
Es un momento para incentivar la inversión y proyectar desde ese lugar un 2023 con un mercado que comience a generar nuevamente.
En estos años y más aún en los dos últimos, malas medidas, falta de plan económico, inseguridad jurídica y la incertidumbre que esto genera, pasaron factura, alejando al inversor y abriendo una grieta entre propietarios e inquilinos.
En las últimas horas, la agrupación de inquilinos presentó en la Legislatura Porteña un proyecto para prohibir viviendas que estén vacías por un plazo de más de 90 días.
Este proyecto pretende obligar a los propietarios a que no puedan decidir qué hacer con sus inmuebles. Una vez más, interferir en la voluntad de una persona y peor sobre el derecho a la propiedad privada.
Principalmente, esta iniciativa dice que toda vivienda vacía por más de 90 días ingresará de forma obligatoria al Sistema de Alquiler Protegido, al igual que las viviendas con herencia vacante.
Y ¿qué implica que ingresen a este sistema? De acuerdo al proyecto, estas viviendas serán alquiladas y administradas por el Instituto de la Vivienda, y ni siquiera el propietario puede evaluar el precio del mercado, ya que se le impone el valor también, que será el equivalente al 1% de la valuación fiscal, es decir en la mayoría de los casos irrisorio.
Ya quedó demostrado que la intervención en acuerdos privados, como el caso de un contrato de alquiler, no dio resultado y rompió un mercado que funcionaba.
La falta de viviendas actual no es culpa de los propietarios. No pongamos nuevamente al mercado como rehén de una falta de política que promueva el acceso a la vivienda, y un plan económico que no deprecie el salario frente al exceso de inflación.
No cometan los mismos errores. No hay dos bandos, propietarios o inquilinos, eso no existe. Ambos forman parte del mismo sistema, se necesitan. Y ambos, en diferentes cuestiones, son víctimas de este sistema que no brinda seguridad ni solución al problema que vienen atravesando los alquileres desde el 2020.
Con estas medidas nadie gana, todos salen perdiendo. Seguimos estancados en el mismo lugar y pateamos para el 2023 las mismas piedras que hacen que el mercado no se reactive.
Sin inversores no hay mercado, sin inversores no hay propietarios, sin créditos no hay acceso a la vivienda, y sin propiedades para alquilar muchos no tienen vivienda.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar