Por Vanesa Armesto*
Las elecciones legislativas ya quedaron atrás. El 15N del sector está esperanzado en modificaciones que promuevan la actividad.
Las elecciones quedaron atrás, un proceso que siempre genera expectativa. El día después nos deja con la promesa de aquellos que son quienes nos van a representar en el Congreso de impulsar cambios que ayuden al mercado.
En la previa a las elecciones, los tres candidatos que más votos lograron se acercaron a escuchar la experiencia que vivimos los inmobiliarios desde que entró en vigencia la Ley de alquileres.
Todos los colores políticos se mostraron a favor de resolver la crisis que enfrenta el sector, principalmente en el ámbito de los alquileres, entendiendo que es un tema prioritario en el día a día de todos.
Nuestra voz es autorizada como intermediarios entre las dos partes más importantes, inquilino y propietario, ambos con sus molestias y enojos por una medida que hasta el momento solo los perjudica.
En los encuentros expusimos la preocupación que genera esta crisis locativa, los inconvenientes que trajo al mercado, y las frustraciones de aquellos que se ven imposibilitados de adquirir una vivienda para alquilar por los altos costos o la escasa oferta.
Todo lo que generó a más de un año de su puesta en vigencia es negativo. La fuga de propiedades fue y es sin dudas el principal daño que ocasionó. De allí se desprende un desequilibrio entre oferta y demanda que desemboca en un aumento de precios inaccesible para una gran parte de los inquilinos.
Según un informe elaborado por la Dirección de Estadísticas del Gobierno de la Ciudad, los valores de los alquileres de departamentos usados en la Ciudad de Buenos Aires tuvieron un incremento cercano al 60% en el tercer trimestre de este año.
Es decir que aquel que necesita alquilar un departamento, por ejemplo de 3 ambientes, no solo debe lidiar con la poca cantidad de inmuebles ofrecidos (un dato importante es que un 45% de propietarios decidió retirar los inmuebles y volcarlos a la venta) sino que también se suma que debe calcular un 57% más en el valor.
El descontento generalizado que desencadenó esta crisis solo se frena con el tratamiento de una modificación o derogación de la Ley.
La problemática e incertidumbre que desató esta Ley lleva a que este tema sea una de los más desarrollados por todos, desde charlas de café, medios, redes, todos los actores reaccionamos por igual, entendiendo que es una medida que necesita su pronta resolución.
Y más, si encima de todo tenemos en cuenta el ajuste medido en parte por la inflación que, de continuar a este ritmo, hará que el incremento siga siendo una constante. Este índice provocó que a la fecha los valores se actualicen en algo más del 50%, para el segundo año. Situación que ante una economía sin plan, no encuentra su límite.
Estamos ante una emergencia habitacional, que está claro no se soluciona simplemente con el cambio de una Ley de alquileres. Pero, al no haber créditos y tampoco una estabilidad cambiaria que permita darle continuidad a la compraventa, la modificación de esta Ley pasa a ocupar un lugar de extrema necesidad para intentar darle un respiro a esta parte del mercado.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar