Por Vanesa Armesto*
Las escrituras de compraventa continúan en los niveles históricos más bajos, de la mano de una economía que lleva una década de cepos cambiarios.
Durante el mes de julio, según dieron a conocer desde el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, se concretaron apenas 2.457 escrituras de compraventa, cifra que sigue mostrando el estado de alerta que vive el mercado.
La baja de valores que se observan en el último año, o el stock de propiedades ofertadas que, según datos brindados por las plataformas ZonaProp y Argenprop, llevan 38 y 36 meses consecutivos de crecimiento interanual, y equivale a que ingresaron al mercado de ventas 37.000 unidades más de las que había hace un año, no lograron revertir esta situación.
La cantidad de escrituras posicionan al mes anterior como el peor julio desde 1998, con una baja de casi el 43% en los últimos años, obviamente sin considerar el 2020, en donde solo se firmaron 573 escrituras.
Queriendo generar entusiasmo es posible leer que las ventas repuntaron en más de un 300%. Pero cualquier comparación con el año anterior no reviste ningún sentido. Sí vale la pena establecer un parámetro por ejemplo con el 2019, un año crítico también, donde ya teníamos un mercado que venía en caída, y teniendo en cuenta esto, la cantidad actual igualmente es un 23 % inferior.
Para comprender el comportamiento de nuestro mercado, y darle la culpabilidad que se merece a la crisis efecto de la pandemia, analizaré la última década.
Lo cierto es que desde el 2011 nuestra economía convive con una especie de cepo sin fin, y estas restricciones cambiarias, en un mercado 100% dolarizado, lo afectan indefectiblemente, retrayéndolo y alterando también los valores.
La mayor parte de este periodo se vio regida por restricciones cambiarias y falta de crédito, que fueron empujando al mercado deprimido que vivimos hoy.
Dentro de esta década, posiblemente el 2017 y parte del 2018 fueron los que marcaron una diferencia favorable en el sector, con el lanzamiento de los créditos UVA que dinamizaron el mercado, haciendo que haya un equilibrio casi perfecto entre oferta y demanda.
Manteniendo la línea de comparación con el mes de julio, en 2017 se llevaron a cabo 5.374 escrituras, es decir que este año la cantidad equivale a menos de la mitad.
A partir de ahí, después del primer cuatrimestre de 2018, comenzó una carrera vertiginosamente descendente hasta el piso histórico que enfrenta el sector actualmente.
Detenernos a mirar hacia atrás y ver la evolución de la última década, nos permite tener la certeza de que la pandemia no es culpable de la situación que enfrenta el mercado inmobiliario.
Años de una economía inestable, el fantasma de devaluaciones dando vueltas, restricciones cambiarias, líneas de crédito casi nulas, inflación y la pérdida del nivel adquisitivo que esto genera, llevan a un mercado intermitente, o sea un mercado sin mercado.
Un mercado que no logra despegar, o lo hace solo por escasos momentos, que no alcanzan a generar la continuidad necesaria que sostenga la actividad.
Ahora queda sortear el próximo obstáculo, las elecciones. Sabemos que históricamente los años electorales influyen en la toma de decisiones, generan incertidumbre, ciertos temores, o al menos esa sensación de frenar y esperar, aunque la experiencia indique que el día después no es muy diferente.

*Vanesa Armesto: Editora periodística de Real Estate Data. Periodista y Corredora inmobiliaria matriculada de Cucicba. Matrícula 1413. Con una trayectoria de 20 años en el mercado inmobiliario. vanesa@realestatedata.com.ar